Patrimonio Cultural

Fotografía: José Ortega WWW.FOTOGRAFIAORTEGA.COM

Tras dejar atrás la Hoz de Santa Lucía y la Sierra del Escudo de Cabuérniga,  en su camino hacia  el norte,  el río Saja forma un amplio valle, el Valle de Cabezón. En su margen derecha se asienta el municipio de Mazcuerras, protegido por los Montes Ibio, Mozagro, Pico Ladreo y el Alto del Toral y recorrido por diversos cursos de agua como el río Saja, el Cedeja o el Pulero. Todo ello propicia que Mazcuerras sea una tierra fértil con un clima suave, en la que la agricultura y la ganadería ha tenido gran importancia a lo largo de los tiempos. 

Una punta de sílex encontrada en Ibio nos indica que ya en el paleolítico superior estas tierras estaban habitadas por el hombre. Durante la época romana, el valle actuó como camino secundario  a la principal vía romana que discurría por el Besaya y que enlazaba Julióbriga con el Portus Blendium (Suances).  

Es en época medieval, en el siglo IX cuando gentes de esta tierra parten a repoblar Castilla, dando lugar a lo que se llamó “La Ruta de los Foramontanos” y donde se identifica como “Malacoria”. Destacar la Necrópolis de Tresileja, en Cos datada en el siglo VIII. 

Durante los siglos posteriores, los señores feudales e indianos edificarán casas, palacios y torres que hoy en día podemos contemplar. Muestra de ello son: la Torre de Hoyos en Villanueva de la Peña, del siglo XVI;  el Palacio de Gómez Torre de principios del siglo XVIII,  en Riaño de Ibio; la Casa- Palacio de los Guerra en Ibio, del siglo XVI; o la Finca de Las Magnolias, edificada en el siglo XIX, en Mazcuerras. 

Si hay un elemento a destacar en este municipio es la arquitectura. Además de los ya citados, en cada uno de los pueblos que forman Mazcuerras podemos encontrar desde los edificios más sencillos como las casas llanas (de una sola planta), casas pajareta (casa llana con un pequeño altillo) a edificios de más porte como las casonas montañesas (ya con dos plantas), torres o palacios. Cada pueblo tiene rincones que nos permiten trasladarnos a tiempos pasados. 

En cuanto a la arquitectura religiosa cabe resaltar, entre los distintos edificios que posee, la Ermita de Cintul, de época medieval y el Santuario de la Virgen de la Peña con orígenes en el  siglo XVII. 

Mazcuerras tiene en su historia personajes ilustres como Juan Guerra de la Vega, militar que participó en la Guerra de Lepanto; Anselmo Gómez de la Torre y Sánchez Calderón, Obispo de Tuy; Fernando Guerra de la Vega, alcalde de la Villa de Santander. Hay otros personajes que si bien no nacieron en Mazcuerras, sí que tienen fuertes lazos con esta tierra como Concha Espina, escritora y periodista nacida en Santander. En 1909 publica su primera novela, “La niña de Luzmela” ambientada en la localidad de Mazcuerras donde ella tenía su casa familiar. Hoy en día podemos encontrar junto a la que fue su casa, una escultura realizada por su bisnieto. Frente a ella está la Finca de Las Magnolias, donde también vivió la famosa escritora leonesa Josefina Aldecoa. 

El folclore tiene su representación con la “Baila de Ibio”, pieza tradicional de posible origen guerrero, cuyas sus raíces en la danza de las lanzas de Ruiloba y que fue adaptada por Matilde de la Torre.